Cómo abrir una cerradura de forma sencilla
Cómo abrir una cerradura de forma sencilla
Abrir, entendido como el acto de forzar, una cerradura es un hecho considerado delito, siempre y cuando la cerradura nos sea de nuestra pertenencia y no contemos con el debido permiso del legítimo dueño para hacerlo.
Sin embargo, no es el caso cuando la cerradura es de nuestra propiedad y nos encontramos en un aprieto por haber perdido la llave o por haberla olvidado. Abrir una cerradura de forma sencilla es algo que podemos aprender a hacer.
Si no contamos con la llave perteneciente a nuestra cerradura, pudiéramos probar con otras llaves, a ver si logramos abrirla.
Tal vez demos con una llave muy parecida a la original; la que, con ciertos movimientos, logre destrabar el mecanismo de seguridad de la cerradura objeto del problema.
Aun cuando a cada cerradura corresponde una llave en particular, ello no excluye el hecho de que por una simple coincidencia se pueda lograr ‘forzarla’ con una que no le pertenezca.
No hay un método difícil para abrir una cerradura; todas las técnicas existentes son sencillas y efectivas; de esto están muy conscientes los profesionales de la cerrajería.
Sin embargo, en el momento en que tengamos que forzar una cerradura, debemos pensar en los costos de esta acción. Es posible que recurrir a un cerrajero resulte más cómodo; pero no más económico.
Cabe la posibilidad, también, que de hacerlo nosotros mismos nos salga a un precio más elevado; puede ocurrir que cometamos errores que terminen dañando la cerradura y/o la puerta y luego nos veamos en la necesidad de llamar al experto. Todo es posible.
Pero cualquier posibilidad no atenta en forma alguna con la facilidad con la que se puede abrir una cerradura. Hay varios caminos que pueden emprenderse para no quedarnos fuera de la casa o de la habitación a la que queremos acceder.
Es cierto que a algunas personas se le da uno u otro método más que a otras; pero es algo similar a aprender a andar en bicicleta: en tanto que para unos resultó facilísimo, hay quienes nunca llegaron a lograrlo.
Otro aspecto a considerar es la consecuencia que puede tener el forzar la cerradura. Puede ocurrir que salga ilesa del proceso; pero también puede pasar que resulte deteriorada, a tal punto que no pueda ser usada de nuevo.
Por ello, hay que pensar cuál de los siguientes métodos es el que más nos conviene:
- Podemos abrir con una tarjeta de crédito o con un objeto similar (un trozo de radiografía o uno de plástico); solo hay que introducirla entre el marco y la puerta, un poco más arriba del sitio en que se halla la cerradura.
Haciendo leves movimientos a la tarjeta, hacia arriba y hacia abajo, se procede ubicar el resbalón o pestillo hasta lograr sacarlo del cerradero o recibidor y hacerlo retroceder hacia dentro de la cerradura.
Sin embargo, este método solo es aplicable en aquellos casos en los que la cerradura no ha sido asegurada; es decir, no se ha pasado el pestillo de seguro que, en ocasiones, es de doble pase.
- Abrir la cerradura con un par de ganzúas, aun cuando es una forma muy sencilla de lograrlo, requiere de cierta preparación o entrenamiento; lo cual puede llevarnos solo un poco de tiempo.
Teniendo nuestro par de ganzúas, introducimos la ganzúa de tensión o forzador en el ojo de la cerradura, en el extremo opuesto al que van los dientes de la llave.
Con este forzador se presiona el cilindro, sin mucha fuerza, en el mismo sentido en el cual giran las agujas del reloj.
Con la ganzúa de gancho se procede a retraer los pines o pernos; para ello, se la introduce hasta el fondo de la cerradura, desde donde se comienza a buscar cada perno para retenerlo uno por uno.
Cada vez que la ganzúa de gancho hace contacto con un perno, se le hace presión para que el resorte en su base se contraiga; suele pasar que en el mismo momento en que esto ocurre, se deja oír un clic o se siente un leve movimiento en el dedo que presiona el forzador.
Para evitar que el perno se devuelva, se hace un poco más de presión sobre la ganzúa de tensión, de tal forma que quede trabado en la ranura del tambor.
Una vez que se ha logrado contraer todos los pernos, el cilindro girará libremente y la cerradura podrá ser abierta sin dificultad.
Como se dijo antes, este es un método realmente sencillo; pero que requiere conocimiento de las partes de la cerradura y cierta práctica de la ejecución. Lograrlo la primera vez que lo intentemos puede resultar algo difícil.
Hay que tomar en cuenta también el estado de la cerradura. En aquellos casos en los que está trabada por óxido o por suciedad acumulada en su interior, puede ser dificultoso, por no decir imposible, lograr abrirla con este método.
- La llave bumping, conocida como 999 o de percusión, permite abrir la cerradura al ser introducida en esta y golpeada suavemente con cualquier objeto, a la vez que se le imprime un pequeño movimiento hacia los lados.
El mercado de cerrajería ofrece una pistola a la cual se le adapta este tipo de llave con lo que el trabajo de abrir una cerradura se simplifica enormemente.
- Se puede recurrir a extraer el cilindro, para lo cual se introduce un tornillo especial en el ojo de la cerradura y con una herramienta adaptada a esta labor, prácticamente se arranca el cilindro de su posición en el tambor de la cerradura.
- Taladrar el cilindro hasta desgastarlo puede ser también una fácil alternativa a la hora en la que necesitemos abrir una cerradura de la que hemos extraviado la llave.
Se comienza con una broca algo más gruesa que el ojo de la cerradura y luego se van implementando brocas de mayor diámetro, hasta lograr el desgaste total del cilindro.
Puede haber más formas sencillas de abrir una cerradura; pero las descritas acá son realmente efectivas.
