Cómo abrir una puerta rota

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Cómo abrir una puerta rota

Resolver por nuestra cuenta los problemas de las puertas es una decisión bastante comprometedora, lo que nos coloca en posición de dar soluciones y no de improvisar, por la responsabilidad que acarrea. Pero siempre que tengamos la mejor disposición debemos intentarlo.

Por eso, te traemos una serie de situaciones que te ayudarán a resolver los problemas de cerrajería en casa. Aprende cómo abrir una puerta rota siguiendo nuestras técnicas y consejos.

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Manilla rota

Antes de cualquier cosa, hay que determinar el problema que obstruye el funcionamiento de nuestra puerta. Si detectamos que la manilla se ha roto, podemos abrir siempre y cuando tengamos las llaves, pero si no contamos con ellas debemos poner manos a la obra. ¿Qué hacer?

Recuerda que la función principal de la manilla, es accionar el mecanismo que impulsa el resbalón de la cerradura, dejándolo salir o entrar para completar el proceso de apertura y cierre. De manera que, si se ha roto podemos solucionarlo de la siguiente manera:

  1. Por lo general, lo que suele romperse es la manilla por donde tiramos o giramos, quedando adherido su base en la cerradura, por lo que podemos utilizar un alicate.
  2. Debes ubicar el vástago, cuya pieza es la base ya mencionada.
  3. Presiónalo con el alicate.
  4. Asegúrate de que esté bien sujeto.
  5. Gíralo, buscando accionar el resbalón.
  6. Empuja la puerta y ábrela.

Pero si este no es tu caso, y por mala suerte el vástago de la manilla también se ha roto, la situación se complica un poco. Pero ¡descuida!, te ayudaremos con la siguiente alternativa.

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Manilla y vástago sueltos

Si la puerta no posee manija y el vástago tampoco se encuentra, debes cambiar la herramienta.

  1. Busca un destornillador de pala.
  2. Al no encontrarse la base de la manilla, encontrarás un orificio cuadrado.
  3. Introduce el destornillador.
  4. Haz presión en la esquina superior e inferior del agujero, que se encuentra de forma vertical.
  5. Gira hacia el lado en el que normalmente se abre la puerta.
  6. La apertura se realizará sin ningún problema.

Debes asegurarte de sujetar bien con el destornillador las dos esquinas, de manera que cuando gires puedas movilizar el sistema del resbalón para poder abrir.

Tarjeta de crédito

Si no cuentas con ningunas de las herramientas utilizadas anteriormente, puedes intentar abrir con algo más común que tengas a la mano. Como una tarjeta de crédito, por ejemplo.

Esta técnica es muy reconocida por su continuo uso y su eficacia. Tan solo con una tarjeta plástica puedes resolver la situación. Así que:

  1. Busca una tarjeta plástica, no importa que sea de crédito, débito, cupones, etc. Lo que importa es que sea flexible y muy resistente.
  2. Debes introducirla por la ranura entre la puerta y el marco.
  3. Asegúrate de que sea a unos 20 centímetros por encima de la cerradura.
  4. Deslízala hacia abajo.
  5. Cuando topes con el resbalón, inclina un poco la tarjeta hacia la puerta.
  6. Haz presión, buscando hundir el pestillo.
  7. Combina el movimiento y la presión con pequeños empujones con tu hombro.
  8. Listo, puedes abrir la puerta.

De ser necesario, puedes repetir varias veces hasta lograr abrir. Es importante señalar que estas técnicas son apropiadas cuando la puerta no contiene seguro de llaves, de lo contrario no saldrás con éxito.

Si el problema de ruptura en la puerta, no es la manilla. Entonces deberás cambiar la técnica, precisando donde está la falla de la situación.

Si el mecanismo está dañado

Si se trata de la cerradura, puedes intentar abrir con el uso de un taladro. Con el uso de esta técnica puedes retirar los pines de la cerradura que se encuentran rotos, pero debes tener mucho cuidado al taladrar para evitar daños mayores.

Así que checa con detenimiento:

  1. Busca un taladro.
  2. Utiliza lentes para soldaduras. Debes proteger tus ojos de cualquier daño.
  3. Busca una mecha delgada que pueda entrar en el agujero de la cerradura y una un poco más gruesa para eliminar los pines.
  4. Necesitarás un envase de lubricante o grasa.
  5. Adapta la mecha al taladro y lubrica la punta. Por el taladrado se calentará un poco, el lubricante ayudará a mantener una buena temperatura.
  6. Introdúcela en la cerradura y comienza a taladrar.
  7. Centra el proceso en los pines para eliminarlos y poder liberar la cerradura.
  8. Cuando ya no sientas obstrucción, introduce un destornillador plano gíralo como a la llave y abre la puerta.

Con la aplicación de esta técnica la cerradura terminará dañada por completo, por lo que deberás remplazarla posteriormente.

Desmontar la puerta

En ocasiones, por más que apliquemos ciertas técnicas pudiéramos no resolver el problema, quizás a simple vista no detectamos qué es lo que se encuentra roto en la cerradura. Lo recomendable es desmontar la puerta para poder abrir y ya detenidamente, trabajar con el problema.

Para lograr despegar la puerta, se debe retirar las bisagras que la sujetan al marco, pero esto solo se puede realizar si nos encontramos en el lado interno, ya que es donde estas se ubican.

Este procedimiento es bastante sencillo de hacer, solo:

  1. Debes extraer la clavija que une las bisagras. Estas están constituidas por dos hojas de metal que se entrelazan, manteniéndose unidas por un perno o clavija.
  2. Levanta la parte superior de la clavija. La puedes observar a simple vista.
  3. Utiliza un destornillador plano para que levantes el perno.
  4. Insertarlo en la pequeña ranura que tiene y haz palanca hacia arriba.
  5. Hala la clavija y las hojas metálicas se desarmarán.
  6. Repite el proceso cuantas bisagras tenga la puerta.

Cuando hayas desencajado todas, podrás abrir. Quizás la cerradura ceda y logres despegarla del marco en su posición de cerrado, o por el contrario, tengas que forzarla.

Consideraciones

Debido a la importancia de la seguridad en nuestros bienes e inmuebles, es necesario garantizar el funcionamiento de nuestras cerraduras y puertas. De manera que contemos con la tranquilidad de su resguardo.

Para evitar estar en estos casos, lo recomendable es mantener una revisión continua en los herrajes de nuestras puertas, estar atentos a su comportamiento mientras los usamos, ayuda a detectar alguna falla que atendida a tiempo se salvaría de una ruptura.